Argentina - Arabia Saudita: el partido que no figura en el historial, se jugó en Yakarta y tuvo a universitarios en el seleccionado

Una postal de hace casi 60 años: el seleccionado de la Universidad de Buenos Aires que representó a la Argentina
Una postal de hace casi 60 años: el seleccionado de la Universidad de Buenos Aires que representó a la Argentina

En tiempos de Big Data, cualquier acontecimiento es una invitación para mirar estadísticas y cifras. El Argentina-Arabia Saudita que está a la vuelta de la esquina por el Mundial de Qatar obliga a mirar el historial de enfrentamientos entre estas selecciones. El mismo indica que hubo cuatro partidos disputados, el primero en julio de 1988 y el último en noviembre de 2012, con dos victorias albicelestes y dos empates. Sin embargo, las estadísticas no siempre son 100 por ciento precisas. Pueden tener sus matices y dobleces, y éste puede ser un caso.

Al otro lado de la videollamada, Eduardo Boccardo, ingeniero, 79 años, cabellos grises y mirada joven, hace pasar las imágenes en blanco y negro de un álbum de fotos de los de antaño. Muestran un estadio repleto, una delegación que desfila, un equipo de camiseta oscura que posa para la eternidad, un partido de fútbol nocturno... Son recuerdos de los casi ignotos Juegos Ganefo y los rivales en ese encuentro son un combinado argentino, con una camiseta que se ve más clara (era azul) y un adversario que a estas alturas ya resulta fácil adivinar: la selección de Arabia Saudita.

Eduardo Boccardo, autor de un gol ante Arabia Saudita, revivió para LA NACIÓN aquella gira inesperada
Eduardo Boccardo, autor de un gol ante Arabia Saudita, revivió para LA NACIÓN aquella gira inesperada

¿Hay entonces un antecedente perdido de un Argentina-Arabia Saudita? ¿Cuándo y por qué se jugó aquel partido? Para ponerse en contexto hay que trasladarse a 1962, año en el que Indonesia aceptó el encargo de organizar los primeros Juegos Asiáticos de la historia. El proyecto contó con la anuencia del Comité Olímpico Internacional, pero se interpuso la política y todo se torció. Las delegaciones árabes y China presionaron para vetar la participación de Israel y Taiwán, y los indonesios aceptaron el veto. El COI respondió suspendiéndole la membresía a Indonesia, y el general Sukarno, un militar cercano a Mao Tsé Tung y a la Unión Soviética, que presidía el país, contraatacó organizando en 1963 los Juegos de los Nuevos Países Emergentes, Ganefo según sus siglas en inglés. 51 países acudieron a Yakarta: básicamente, los de América Latina, África, Asia, el bloque soviético de Europa del Este y unos pocos de Europa Occidental (Francia, Italia, Países Bajos y Bélgica), con atletas en diferentes deportes: entre otros, natación, atletismo, gimnasia, tenis, waterpolo, básquetbol, ciclismo y, por supuesto, fútbol.

La invitación que llegó a la AFA para enviar una selección generó un problema sin solución. Los Juegos tendrían lugar del 10 al 22 de noviembre, justo cuando el campeonato local estaría a punto de finalizar, y los clubes se negarían a ceder sus jugadores. “Entonces a una mente iluminada se le ocurrió preguntarle a la Universidad de Buenos Aires si quería mandar a su selección”, cuenta Boccardo, el 8 de aquel equipo. Así surgió el equipo que se embarcó en un maratónico viaje en dirección a Yakarta. Pero no eran unos improvisados. Aunque ninguno de los jugadores que lo integraban habían debutado en Primera, varios de ellos estaban o habían estado en semilleros de algún club afiliado a la AFA y ese mismo año habían jugado con éxito amistosos contra Universidad Católica de Chile, y la selección juvenil peruana y rivales en México y Estados Unidos.

El seleccionado argentino de la UBA saluda antes del partido
El seleccionado argentino de la UBA saluda antes del partido

“En Yakarta nos encontramos con un estadio impresionante, con capacidad para 100.000 personas, que en ese momento era el tercero más grande del mundo”, dice Boccardo. El Gelora Senayan Bung Karno -y la villa olímpica que lo rodeaba- fue, efectivamente, el escenario central de los Juegos Ganefo. Muchos años más tarde, en 1996, sería el lugar donde Mario Alberto Kempes disputaría el último partido de su carrera, con la camiseta del club local Pelita Jaya.

Después de unos pocos entrenamientos seguidos con curiosidad por un buen número de aficionados, y la mayoría realizados de noche porque, como explica Boccardo, “el calor y la humedad durante el día eran insoportables”, llegaría el momento del debut. Fue el 16 de noviembre de hace 59 años, las tribunas estaban llenas y enfrente había un equipo absolutamente desconocido: Arabia Saudita. “De alguna manera nos sorprendieron. Técnicamente eran buenos jugadores, lentos, sencillos, pero se notaba que habían preparado bien su participación en los Juegos”, comenta el volante derecho de aquel combinado de la UBA que el público había tomado como la auténtica selección argentina.

Eduardo Boccardo fue protagonista del encuentro. Estableció el 1 a 0 aprovechando un rebote a la salida de un córner y también fue autor del segundo tanto que, afirma, fue un golazo: “La recibí por el carril del 10, gambeteé a uno o dos rivales en carrera, le pegué cuando quedé mano a mano con el arquero y me salió un tiro bárbaro, al ángulo opuesto”. Después, Argentina perdería varias ocasiones para aumentar, descontaron los árabes para ponerle suspenso al resultado y sobre la hora llegaría el 3-1 final.

El estadio de Yakarta (Indonesia), completo en su capacidad para 100.000 espectadores
El estadio de Yakarta (Indonesia), completo en su capacidad para 100.000 espectadores

Los jugadores argentinos pagarían el esfuerzo 48 horas después, en el segundo partido ante Vietnam. “No es excusa pero estábamos fundidos”, señala Boccardo, y agrega: “Fuimos con un plantel muy justo, solo éramos 14 jugadores y dos se habían lesionado. Además en aquella época no se podían hacer cambios y el clima nos mató”. Argentina perdió y quedó eliminada de los Juegos.

Aun así, la buena impresión causada por el equipo y la diplomacia del jefe de la delegación logró que la exótica gira se estirara un poco más. “Nos invitaron a jugar contra la selección china, en Shanghai, Pekín y Guangzhou [Cantón]. Aquel viaje fue una experiencia maravillosa e inolvidable”, rememora con emoción el goleador en ese antecedente perdido de los enfrentamientos entre argentinos y saudíes, un partido que no figura en estadísticas ni historiales, porque a veces hasta la Big Data puede tener sus baches.