Arabia Saudita: el golpe pirata a Qatar de mil millones de dólares que ahora tiene un giro inesperado

Herve Renard, DT de Arabia Saudita, buscará sorprender a la Argentina en la primera jornada del grupo C
Herve Renard, DT de Arabia Saudita, buscará sorprender a la Argentina en la primera jornada del grupo C - Créditos: @Eurasia Sport Images

DOHA.- “Estamos jugando contra un equipo, no contra un jugador”, repiten en la concentración de Arabia Saudita. Los ojos del mundo se posan sobre este país de Medio Oriente que este martes, desde las 7 (hora argentina), enfrenta a la albiceleste. Se convencen. Señalan que no todo pasa por Lionel Messi. Arabia Saudita, vecino de Qatar, busca pisar fuerte. Lo sueña a nivel futbolístico y lo confirma a nivel de política internacional: no solo busca cierta apertura, sino que promete jugar más fuerte que el emirato qatarí para quedarse con varios negocios locales. Y con la gran apuesta a mediano plazo: el Mundial de Arabia Saudita 2030. El mismo con el que sueñan en la Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile. El mismo que tiene la candidatura de España y Portugal. Y el que tiene a más petrodólares dando vueltas. Arabia Saudita buscará ser Qatar. O más.

Una de las primeras señales fue un mensaje entrelíneas en julio del año pasado. Una foto en la que se vio al príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed Bin Salman, y el sultán de Omán, Haitham bin Tariq, en sillón disfrutando de la final de la Eurocopa 2020 (disputada en 2021, a raíz de la pandemia). Una postal que a simple vista era la de dos millonarios en un sillón, en una habitación de varios metros cuadrados y con la TV de fondo. Pero el guiño estaba justamente en esa pantalla: estaban viendo el partido por beIN Sports, la señal con sede en Qatar que posee los derechos exclusivos de la mayor cantidad de contenido deportivo en el Golfo Pérsico. ¿Y cuál sería la novedad, entonces? Que en julio de 2021, beIN Sports todavía estaba prohibido en Arabia.

Una prohibición que venía de la mano del bloqueo diplomático y económico a Doha. Y que recién se levantó a principios de 2021. No había cruce por frontera terrestre, ni por agua, ni compartían espacio aéreo, ni aguas. El objetivo pasaba por ahogar a Qatar. “Una puñalada por la espalda de sus vecinos del Golfo Pérsico”, destacaron el año pasado en BBC. Las sanciones se impusieron luego de que Qatar se rehusara a cumplir con una serie de demandas que incluían el cierre de la televisora Al Jazeera y un enfriamiento de sus relaciones diplomáticas con Irán, lo que no ocurrió.

Por eso, en 2017, beIN perdió el derecho de operar en varios países de la región y los árabes aprovecharon para “robar la señal” y pasarla bajo el decodificador pirata beoutQ. “Pronto se convirtió en la operación de piratería digital más descargada del mundo”, destacan en un extenso informe del deportivo estadounidense The Athletic sobre los lazos de Arabia y Qatar en el fútbol. BeoutQ fue un golpe que se extendió cuatro años y que le hizo perder derechos deportivos a los qataríes, ya que era más simple ver el contenido pirata que suscribirse a la señal. beIN cerró oficinas, despidió personal y devolvió derechos que ya no podía justificar. Un sacudón de mil millones de dólares.

La Premier League puso bajo la lupa a Arabia Saudita y se enojó con Qatar, pero todo cambió cuando los árabes compraron Newcastle. Fue el primer acercamiento en buenos términos (y potentes billeteras). Cuando Arabia Saudita planeó la compra de Newcastle se encontró con un problema: iban a adquirir un club que ningún saudita podía ver legalmente y que formaba parte de una Liga que exigía que dejen de “robar su producto”.

Empleados trabajan en una sala de control de transmisión en el estudio beIN Sports que albergará la Copa Mundial de la FIFA 2022 en Doha, Qatar, el 16 de octubre de 2018. Fotografía tomada el 16 de octubre de 2018.
Un de las salas de control en el estudio beIN Sports de la Copa del Mundo Qatar 2022 - Créditos: @REUTERS / Naseem Zeitoon

¿De Qatar a Arabia Saudita?

Todo cambió. El dinero y el gran objetivo de ser el próximo eje económico y político del golfo hicieron lo suyo. Así lo explican en una reciente exclusiva de Wall Street Journal: “beIN Media Group de Qatar, una emisora de deportes que alguna vez estuvo prohibida en Arabia Saudita, firmó una asociación estratégica con una compañía de medios del reino de Arabia Saudita, en un acuerdo que ilustra la geopolítica cambiante de Medio Oriente. beIN designó a Saudi Media Co., una agencia de ventas de publicidad conectada con el gobierno saudita, como el socio publicitario exclusivo de la emisora en Medio Oriente y África del Norte. Así, Saudi Media venderá publicidad en BeIN, garantizando los ingresos anuales por ventas de la plataforma qatarí”. Casi como si se tratara como el primer paso para el cambio de manos. Una posta en Medio Oriente para captar la atención mundial. El flamante vínculo marca un cambio importante en las relaciones entre los países, ya que “pasan de un acercamiento gélido a comprometerse de manera proactiva en los lazos comerciales”, destacan en WSJ.

Y lo que viene promete más acción. Tras adquierir Newcastle y ser un postor “fallido” de Chelsea, desafiaron la supremacía del PGA Tour revolucionando el golf. El proyecto financiado por Arabia Saudita, denominado LIV Golf Invitational Series, comenzó en junio en un exclusivo club de las afueras de Londres, y representa nada menos que un intento de reemplazar el nivel de élite de todo un deporte, que tiene lugar en tiempo real, con los mejores jugadores de golf. A diferencia de la compra por vanidad de un equipo de fútbol europeo o de la organización de un gran acontecimiento deportivo mundial, la incursión de Arabia Saudita en el golf no es un mero ejercicio de marca, ni un ejemplo más de lo que, según los críticos es un proceso de limpieza de reputación que algunos califican de “lavado deportivo” de su imagen mundial.

Por el contrario, la repentina entrada de Arabia Saudita en el golf forma parte de un enfoque estratificado del reino –no sólo a través de inversiones en deportes, sino también en esferas como los negocios, el entretenimiento y las artes– para alterar la percepción de sí mismo, tanto externa como internamente, como algo más que una monarquía musulmana rica y conservadora.

Esas inversiones se han acelerado rápidamente desde 2015, cuando el príncipe heredero Mohammed bin Salman comenzó su ascenso para convertirse en el gobernante de facto y encabezó una revisión masiva destinada a abrir la economía y la cultura del reino. Y aunque sigue sin estar claro hasta qué punto serán rentables desde el punto de vista financiero –la nueva serie de golf no tiene un camino obvio para recuperar su inversión–, proporcionan una serie de otros beneficios. Por un lado, los esfuerzos de alto perfil, en los deportes especialmente, ponen el nombre de Arabia Saudita en las noticias de maneras que no están relacionadas con su pésimo historial de derechos humanos, su estancada intervención militar en Yemen o el asesinato por agentes saudíes del disidente saudí Jamal Khashoggi en 2018.

Pasado futbolístico: la conexión argentina con Arabia Saudita

Arabia Saudita optó tradicionalmente por recurrir a técnicos extranjeros para progresar internacionalmente y cuatro de ellos han sido argentinos. Dos años después de que Arabia Saudita perdiera la final ante la Argentina en la Copa del Rey Fahd (antecesora de la Copa de las Confederaciones), Jorge ‘Indio’ Solari abrió en 1994 esa particular conexión de trasvase futbolístico Buenos Aires-Riad. Después le seguirían Gabriel Calderón (2004-2005) y en una época más reciente Edgardo Bauza (2017) y Juan Antonio Pizzi (2017-2019).

En sus cinco Mundiales anteriores, los sauditas consiguieron ganar tres partidos y en todos ellos tuvo a un entrenador argentino en el banco, a Solari en los triunfos sobre Marruecos (2-1) y Bélgica (1-0) en la etapa de grupos de Estados Unidos 1994, y a Pizzi en la victoria 2-1 ante Egipto en Rusia 2018. Ese último triunfo sobre los ‘Faraones’ llegó con los sauditas ya eliminados en su grupo, pero las dos victorias de 1994 permitieron a Solari guiar al equipo, en su debut, hasta los octavos de final, que siguen constituyendo su mejor resultado histórico en esta competición. Allí les cerró el paso Suecia, que se impuso 3-1, pero aquella generación de 1994 sigue siendo recordada en el país como todo un referente.

Jorge Solari explicó tiempo después cómo había vivido aquella etapa, que comenzó con una recomendación del entonces presidente Carlos Menem al embajador de Arabia Saudita en su país, que le había pedido ayuda después de que su país se quedara sin técnico poco antes del Mundial de Estados Unidos. Duró poco en el puesto y en opinión del propio Solari fue por una decisión del Rey.

La etapa de Gabriel Calderón, entre 2004 y 2005, no pudo llegar al Mundial 2006, pese a que fue el técnico en una parte de las eliminatorias asiáticas. El sustituto, el brasileño Marcos Paquetá fue quien acudió a esa cita en Alemania, sin poder superar la fase de grupos frente a España, Ucrania y Túnez.

El que menos tiempo estuvo en el banco saudita fue Edgardo Bauza, que poco tiempo antes había llegado a dirigir a la selección argentina (2016-2017). Aterrizó en el país árabe en 2017, pero duró apenas dos meses en el cargo. El relevo en aquel mismo 2017 vino de la mano de otro técnico originario de Rosario, como Bauza, Juan Antonio Pizzi, que había llevado al título a Chile en la Copa América Centenario de 2016.

El aporte argentino al fútbol saudita no se limita a la selección y sus clubes también han dirigido en varias ocasiones su mirada hacia Sudamérica. El Al Hilal, club más laureado de su país y líder del palmarés de la Liga de Campeones de Asia, conforma junto al Al Ahli el esqueleto de la actual selección saudita y su actual entrenador es Ramón Díaz. En Qatar 2022, el francés Hervé Renard, actual seleccionador de los ‘Halcones Verdes’, tratará de aprovechar todo ese legado argentino para sorprender a Lionel Messi y compañía cuando se vean las caras en la etapa de grupos de esta edición.