Antonio Mohamed, del dolor de perder un hijo a cumplir una promesa muy especial

Antonio Mohamed celebrando en la cancha del Estadio Azteca. (Manuel Velásquez/Getty Images)
Antonio Mohamed celebrando en la cancha del Estadio Azteca. (Manuel Velásquez/Getty Images)

Antonio Mohamed no podía contener el llanto. Un día antes de año nuevo, la promesa por fin había quedado saldada. Y no era una promesa cualquiera. De esas que abundan en el futbol. Se trataba de algo mucho más profundo y con un componente emocional: era la promesa a su hijo Farid, fallecido a los nueve años durante el Mundial de Alemania 2006. Cada gota de lágrima valía la pena. El camino para llegar a ese día, 30 de diciembre de 2019, estuvo plagado de exigentes exámenes de toda índole.

¿Por qué Monterrey? Muy sencillo: Farid fue aficionado a Rayados porque vio a su padre jugar con esa camiseta. En vida, Farid recibió dos promesas por parte de su padre: como director técnico, ascendería a Huracán, equipo de ambos en Argentina, y haría campeón a Rayados en México. La relación padre-hijo encontraba en el balón el punto de convergencia ideal. "Solo hablábamos de futbol", contó el exfutbolista en entrevista con Telefe.

El Turco y Farid asistieron como espectadores al Mundial de Alemania 2006. Huracán había perdido la oportunidad de ascender a Primera División un mes antes y viajaron juntos tierras mundialistas para amainar ese dolor. "Él estaba triste y quería ir al Mundial. La estábamos pasando increíble". Tras asistir al partido entre Argentina y Alemania por Cuartos de Final en Berlín, el Turco, Farid y diversos amigos viajaron en su casa rodante a Frankfurt, ciudad en la que tomarían el vuelo de regreso. Un auto descontrolado, en el que viajaban dos jóvenes alemanes bajo los efectos del alcohol, los impactó. "Nos chocaron de atrás. Mi hijo duró cuatro días. Lo tuvieron que desenchufar y perdió la vida", ha relatado Mohamed, quien estuvo dos meses hospitalizado y pudo haber perdido una pierna.

Cuatro meses después de recibir la alta médica, el Turco arribó a Huracán como entrenador. Y cumplió la primera promesa: consiguió el ascenso a la máxima categoría del futbol argentino. "Él era hincha de Huracán y de Monterrey", ha recordado Mohamed. Después de cerrar su primer ciclo con el Globo, Mohamed emprendió un camino con altas y bajas. Descendió en Veracruz, pero fue campeón en Independiente (Copa Sudamericana), Tijuana y América (Liga MX). La oportunidad de completar su promesa llegó en 2015, cuando Rayados lo eligió como entrenador. Pero la vida lo puso a prueba otra vez: perdió una final contra Pachuca en 2016 —de último minuto y con un jugador más— y otra contra Tigres, el eterno rival de la ciudad, en 2017. Ambas de local, en el Estadio BBVA.

Se fue de La Pandilla en 2018, pero un año más tarde volvió por la revancha. En la cancha del Estadio Azteca, ese césped donde todos los sueños pueden cumplirse, Monterrey venció al América en penales y sumó la estrella más especial de su historia. El Turco rezaba con el rosario en las manos, ese mismo que lo había acompañado siempre desde la muerte de su hijo. Y cuando Lionel Vangioni venció a Guillermo Ochoa para concretar el triunfo rayado, todo quedó saldado. Ese penal pagó la deuda del futbol con Mohamed y, a su vez, le permitió a él cumplir la promesa a Farid.

"Para mí, fue tocar el cielo con las manos. Antes de eso, me costaba trabajo hablar de él (Farid). Hoy el único trabajo que tengo es recordarlo como a un padre. Estoy en ese proceso de llegar recordarlo con una sonrisa", contó el Turco el año pasado.

Y es que ese proceso ha llevado mucho tiempo, pero él lo ha afrontado con valentía. "Perder un hijo es el golpe más bajo. Al mes de recuperarme, me escapé al bar con mis amigos. Yo sentía que no me trataban como siempre. Un día hice una reunión y les dije: 'Si a mi no me cargan (hacen bromas), no volvemos a ser los de antes, no vengo nunca más. ¿Qué quieren? ¿Que me muera? Me veían con lástima y por ahí no pasa la vida", confesó para TyC Sports.

Hoy Antonio Mohamed es un entrenador cotizado en los mercados mexicano y argentino. Su nombre suena cada vez que algún equipo importante tiene el banquillo vacío. Aunque todavía tiene mucho que dar en el futbol, ya consiguió todo lo que anhelaba. Nada se puede comparar con una promesa cumplida.

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