Ansu Fati y Memphis Depay deben ser los cimientos del nuevo Barcelona

BARCELONA, SPAIN - OCTOBER 17: Memphis Depay and Ansu Fati of FC Barcelona look on during the La Liga Santander match between FC Barcelona and Valencia CF at Camp Nou on October 17, 2021 in Barcelona, Spain. (Photo by David Ramos/Getty Images)
David Ramos/Getty Images.

El fútbol es fútbol porque es infinito. Si supiésemos las cosas antes de tiempo perdería la gracia. Hay pocas verdades absolutas porque en el fútbol todo vale y todo cabe. Y aunque medias verdades como aquella de que "los buenos siempre se entienden entre sí" tiene mucho de frase hecha y poco de científica, parece evidente que Ansu Fati y Memphis Depay se han empeñado en probarla.

Empecemos a desmigajar esta incipiente sociedad a partir de Ansu Fati, que es el alfa y el omega por representar la figura de mayor impacto, influencia, trascendencia y proyección a largo plazo. Su don innato para meter goles con la naturalidad con la que cualquiera de nosotros respira o parpadea en este mismo instante es el epicentro que vertebra el futuro del Barcelona. Porque la sola presencia de Ansu Fati genera estructura, sistema y equipo:

1. Estructura, porque su corrección táctica y espacial nunca le llevan a ocupar espacios que correspondan a otras jugadores. Sus acciones están definidas dentro de patrones muy concretos y no nacen de la anarquía que podría corresponderle por talento. Por tanto, las piezas pueden ordenarse de manera racional, no improvisada, a su alrededor, respetando los espacios comunes y generando lazos de interconexión que alimenten sus condiciones diferenciales.

Sus puntos de partida y finalización siempre están optimizados al máximo, y su libreto de acciones y movimientos son asumibles y compatibles en un ecosistema más complejo, incluso cuando abandona su posición habitual como extremo izquierdo y actúa como punta. Entendiendo la influencia de Ansu Fati en el equipo rival, en cómo condiciona el planteamiento defensivo contrario, se podría explicar la influencia en el propio. Ansu fija, estira las líneas enemigas, repite movimientos al espacio, de aclarado, arrastre de marcas, de ruptura a espaldas e intervalos, pero lo hace sin desconectar ni desaparecer nunca de la jugada. Favorece la situación espacial del interior de su sector, así como de su lateral e incluso de su delantero.

2. Sistema, porque con Ansu sobre el césped, el Barcelona puede producir jugadas de forma mecanizada que a la larga se transformen en juego. El ordenamiento de las piezas permite formar un triángulo con el interior y el lateral del perfil zurdo (Jordi Alba y Gavi en el caso del encuentro frente al Valencia) que puede funcionar como lado fuerte con balón, desde un punto de vista organizativo, como punto de aceleración, o como ambos.

Ansu es paciente, obediente, calmado y no tendente a acelerarse, por bien que le salgan las cosas o caos que perciba a su alrededor. Por eso es fácil construir con, sobre y para él. De ahí que las condiciones de Memphis como receptor de espaldas, capaz de absorber impactos y entradas en sus cuádriceps, paralizar la jugada, ganarle segundos y devolverla de nuevo hasta Fati una vez que este haya metido la directa se intuye una conexión definitiva.

Véase la acción del 1-1 ante el Valencia trenzada entre ambos para entender como Ansu es un jugador que, por eficacia y determinación, te obliga a devolvérsela. En un gesto futbolsaliano, Memphis deja la pared en un espacio que Ansu todavía no había ocupado, pero que seguro iba a ocupar. Con Fati, las jugadas tienen vuelven a tener rumbo, dirección y destino. Por eso, si tira una pared, necesita un Memphis en el sitio y el lugar para dársela en condiciones óptimas.

3. Equipo, porque su facilidad para encontrar portería asienta los procesos, refuerza la moral del colectivo, acalla las dudas y favorece la inercia positiva, tanto para inclinar los partidos, como para afrontar la competición. No en vano es el jugador con mejor porcentaje de acierto en sus remates a portería: 11 goles con solo 16 disparos. Cada cosa que hace es definitiva.

BARCELONA, SPAIN - OCTOBER 17: Barcelona's Dutch forward Memphis Depay ( R )celebrates his goal during the Spanish league football match between FC Barcelona and Valencia CF at the Camp Nou stadium in Barcelona on October 17, 2021. (Photo by Adria Puig/Anadolu Agency via Getty Images)
Adria Puig/Anadolu Agency via Getty Images.

La relación lo tiene todo para funcionar y para generar nuevas relaciones. Ahorra inversión en otros procesos que deben florecer a la orilla de esta sinergia, para completarla, complementarla, reforzarla y alimentarla. Las condiciones de Ansu encajan a las mil maravillas en Memphis y viceversa, además de que asientan los roles de cada uno, limitan y facilitan el cumplimiento del deber, otorgan identidad al equipo y los marcan los caminos que el colectivo culé debe seguir para amenazas, desgastar, intimidar, golpear, desordenar y, en definitiva, atacar mejor (y en consecuencia, defender mejor) a sus rivales.

La prueba ante el Valencia de Bordalás, con Sergiño Dest como extremo por el otro perfil, Frenkie De Jong como interior derecho, Sergio Busquets como mediocentro, Eric García, Piqué y Sergi Roberto hizo por momento que el Barcelona pareciese el Barcelona cuando tenía la pelota. Un bloque escalonado, con una ocupación coherente de los pasillos, las zonas intermedias y las alturas, amplio, profundo, con líneas de agresión abiertas, técnica en el pase para circular y recorrido para acercarse o separarse desde la movilidad de sus interiores, también sin balón.

A Koeman se le empieza a aclarar el panorama para construir algo parecido a un equipo, toda vez que el encaje natural de las piezas le puede ahorrar algún que otro dolor de cabeza a la hora de forjar conexiones entre ellos que surgen de manera natural. Ansu, Memphis, Pedri, De Jong o Gavi son los cimientos. Ahora, Ronald debe poner el cemento.

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