Ángel Reyna, uno de los pocos goleadores de México cuyos pleitos fueron su perdición

Ángel Reyna consiguió el título de goleo en el Clausura 2011 (Foto: Hector Vivas/LatinContent via Getty Images)
Ángel Reyna consiguió el título de goleo en el Clausura 2011 (Foto: Hector Vivas/LatinContent via Getty Images)

Ángel Reyna pudo convertirse en un futbolista de época pero su personalidad y sus actitudes dentro y fuera del terreno de juego le jugaron en contra. Reyna es uno de los últimos goleadores mexicanos que se colgaron el título de goleo. Solo comparte esa distinción con Alan Pulido y Javier Hernández. El nacido en Ciudad de México se convirtió en el máximo goleador del Clausura 2011 con las Águilas del América, equipo donde debutó.

La Liga MX atraviesa una sequía de rompe redes nacionales. Los delanteros extranjeros han acaparado las tablas de goleo. Ángel Reyna puede presumir ser el único que tiene un título de goleo en solitario: Pulido y Hernández lo comparten con Mauro Quiroga y Johan Fano-Hércules Gómez, respectivamente.

Inicios de Ángel Reyna

Ángel demostró que desde pequeño no se dejaría intimidar por nadie. En sus primeros entrenamientos con el conjunto de Coapa tuvo una pelea con un compañero que quiso minimizarlo por su altura: “Un día me pegó un compañero en el entrenamiento. Le advertí que no me hiciera nada o yo le pegaría a él. Después lo esperé en el baño y le pegué. Me corrieron al segundo día. Luego el entrenador habló con mi papá y me castigaron solo diez días”, contó al podcast de Javier Alarcón.

Pretendido por la Juventus de la Serie A y el Benfica de Portugal, Reyna comenzó a destacar a los 16 años de edad; cuatro años más tarde debutó con los Azulcremas en 2004. Quien se percató de su talento fue un ídolo del Nido: el Maestro Carlos Reinoso, quien hasta la fecha lo ha identificado como un hijo. Así, Ángel Reyna inició su carrera deportiva, arropado por una leyenda de la institución.

Polémicas de Ángel Reyna

Tras deambular por América, San Luis y Necaxa, tuvo una segunda etapa con las Águilas en 2009. Una lesión de Salvador Cabañas favoreció a Reyna para que tomara su lugar en el ataque americanista. Sin más, le bastó un año para ser referente en la delantera y dos años más tarde, en el Clausura 2011 anotó en 13 ocasiones para situarse como Campeón de Goleo de aquel torneo.

Su nivel en la cancha era indiscutible, pero durante su carrera deportiva también existió polémica. Solo hace falta recordar el origen de su famoso apodo: El Pleititos. Quien le otorgó el mote fue el narrador de TV Azteca Christian Martinoli luego de unas declaraciones al término de un cotejo entre América y Chivas, donde el Rebaño Sagrado se llevó la victoria: “Nos ganaron bien. El problema es que tenemos un capitán de agua y una defensa de plástico”, refiriéndose a Aquivaldo Mosquera y compañía.

Aquellas palabras, entre otras acciones, marcaron su salida del cuadro americanista pese a despuntar semana a semana con su nivel de juego, aunque años después aseveró para Fox Sports que no estaba arrepentido de lo que dijo.

Un torneo después de la controversia que generó, Ángel aterrizó en Nuevo León para jugar con los Rayados de Monterrey. Cuando La Pandilla visitó el Estadio Azteca para enfrentar al América, Reyna anotó el tanto de victoria en el último minuto y lo celebró nada más y nada menos que como Cuauhtémoc Blanco, lo que parecía una burla para su ex equipo.

Tiempo después el ariete aclaró que no fue una provocación para la afición, sino un mensaje de apoyo para Blanco: “Dos días antes estaba cenando con Cuauhtémoc. Él estaba fuera de América y quería regresar al club. Le llamaron y le dijeron que no iba a regresar. Estaba enojado y llorando. Después le comenté que si anotaba gol ese fin de semana lo festejaría como él”, afianzó para Alarcón. Si existieron jugadores hechos a la medida para el Club América fueron Ángel Reyna y Cuauhtémoc Blanco. El “Ódiame Más” les sentaba como anillo al dedo.

Pocos se atreverían a poner en tela de juicio la calidad que mostraba Ángel Reyna cuando se disponía a hacer lo que mejor le salía: jugar al futbol y olvidarse de todo lo que externo al deporte. En cada equipo en el que jugó las rencillas lo acompañaron. Su temperamento le perjudicó para volverse un ícono mexicano.

También vistió los colores de Pachuca, Veracruz, Chivas y Toluca, entre otros. Lo cierto es que dio de qué hablar en cada institución que defendió. El Celeya de la segunda división de México fue su último club durante su carrera. Su legado quedará en el aire, pues nunca se sabrán los límites futbolísticos a los que habría podido llegar Ángel Reyna si se lo hubiese propuesto.

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