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Andrés Lillini y la ilusión de revivir a Pumas UNAM que terminó siendo un fiasco

Andrés Lillini se despidió de su etapa como estratega de Pumas. (Foto: Agustin Cuevas/Getty Images)
Andrés Lillini se despidió de su etapa como estratega de Pumas. (Foto: Agustin Cuevas/Getty Images)

Andrés Lillini ha dejado el cargo de director técnico de Pumas. A través de un mensaje en redes se anunció el final de una era que al principio fue esperanzadora, pero que terminó por dejar un mal sabor de boca y decepcionar a los seguidores del club universitario.

“Es un sentimiento muy grande para cada uno de ustedes. Estoy agradecido eternamente por que Pumas se haya atravesado en mi vida; gracias por el apoyo incondicional. No pudimos llegar a donde nosotros y ustedes querían, pero seguramente lo lograrán”, fueron las palabras de despedida de Lillini.

La salida deja un sabor agridulce. Por un lado el timonel argentino regresó —por un momento— al protagonismo a Pumas, inspiró y esperanzó hasta a los más escépticos, incluso se apodó a su proyecto como la Lillineta, todos se querían subir. No obstante, avanzó el tiempo y la brillantez se apagó; para el Apertura 2022 Pumas quedó eliminado del repechaje y firmó el peor torneo en la era Lillini: 14 unidades, solo 2 juegos ganados, 8 empatados y 7 perdidos.

El estratega sudamericano se contagió de esa malaria que ha perseguido a Pumas por años. Ni siquiera un plantel reforzado con Dani Alves o su carisma pudieron salvar el barco. Aquella ilusión de volver a los primeros planos finalizó con un equipo fuera de una competencia que premia la mediocridad; un fiasco, en términos más sencillos.

Andrés Lillini llegó al banquillo de Pumas como un bombero en el Apertura 2020. Míchel González renunció días antes del inicio de la campaña y el argentino asumió la responsabilidad de suplirlo, pese a que el andar del equipo era sumamente decepcionante y no contaba con un plantel de ensueño se arriesgó.

Durante sus 5 torneos al mando de Pumas, Lillini debutó a 15 jugadores. (Foto: Hector Vivas/Getty Images)
Durante sus 5 torneos al mando de Pumas, Lillini debutó a 15 jugadores. (Foto: Hector Vivas/Getty Images)

¿Qué se podía esperar de un relevo sin experiencia en primera división y que no contaba con un equipo competitivo?, no mucho, a decir verdad. No obstante, el estratega de 48 años hizo eficientes su recursos y elevó al Club Universidad hasta un punto impensable en ese momento.

En su primer campaña, Lillini llevó a los auriazules a conseguir una de las gestas más memorables de la historia reciente de la Liga MX. Supo devolverles la mística y “la garra”, además de que demostró que su personalidad encajaba a la perfección con la idiosincrasia felina: no importan las condiciones, Pumas siempre competirá.

En el Guardianes 2020 los universitarios finalizaron la campaña regular segundos, llegaron a la liguilla y derrotaron a Cruz Azul de manera épica en las semifinales; los cementeros vencieron 4 a 0 en la ida, pero en el juego de vuelta, en Ciudad Universitaria, los pupilos de Andrés sacaron la garra y remontaron el marcador, la serie finalizó 4 a 4 pero los del pedregal avanzaron por su posición en la tabla. Llegaron a la final contra León pero sucumbieron.

Después de la hazaña, Andrés se afianzó y se ganó el respaldo de todos. Para la siguiente campaña, Guardianes 2021, se dieron indicios de la decepción que ocurriría más adelante. Los de la UNAM quedaron fuera de la repesca; sin embargo, se dio continuidad a un proyecto que pintaba para ser grande.

En el Apertura 2021 los Pumas no fueron dominantes, pero supieron colarse a la fiesta grande. Finalizaron la etapa regular como decimoprimeros y se midieron a Toluca por el pase a cuartos de final, y lo consiguieron.

Llegaron a tal instancia y su siguiente rival era el América, equipo que había marcado una hegemonía sobre los Pumas en fases de eliminación, de 6 enfrentamientos las Águilas habían vencido en 5.

Lillini no se achicó frente a los fantasmas y sacó la casta junto con sus jugadores. Derrotaron 3 a 1 a los de Coapa en el Estadio Azteca y demostraron que ni el amarillo era rival. La siguiente prueba fue contra Atlas; en una semifinal empatada a 1 gol, frenética y manchada por la polémica arbitral, los Rojinegros avanzaron por posición en la tabla y la escuadra dirigida por el argentino se quedó en el camino, una vez más.

De la mano de Andrés Lillini, los Pumas sepultaron uno de sus más grandes fantasmas. (Foto: CLAUDIO CRUZ/AFP via Getty Images)
De la mano de Andrés Lillini, los Pumas sepultaron uno de sus más grandes fantasmas. (Foto: CLAUDIO CRUZ/AFP via Getty Images)

La Concachampions fue uno de los fracasos más grandes de Andrés al mando de los auriazules. Se lograron colar en la final de la edición 2022: en liga no despuntaron por lo que la copa continental fue prioritaria, pero hicieron historia al fracasar.

Perdieron de forma contundente frente a Seattle Sounders y se convirtieron en el segundo equipo mexicano en perder una final de Concacaf frente a un club de la Major League Soccer, algunos catalogaron su fracaso como una vergüenza nacional.

En este punto el fiasco cada vez era más evidente; la propia afición empezó a perder fe en la Lillineta. Pero hasta cierto punto había una justificación, no tenía un plantel digno de un equipo grande, hasta ese momento.

Para el Apertura 2022 le dieron a Andrés Lillini los flamantes refuerzos que tanto se necesitaban para por fin lograr algo importante, se acabarían los pretextos. Llegaron Dani Alves, Toto Salvio y Gustavo del Prete como los jugadores más importantes, y al mismo tiempo se unieron Gil Alcalá, César Huerta, y Adrian Aldrete. Por fin parecía que el conjunto universitaria podía hacer frente a cualquier otro.

El técnico argentino no pudo hacer funcionar a un equipo mejor armado. Y sí, regaló alegrías a una afición que tiene más de 10 años sin festejar un título (el último fue el que ganaron en el Clausura 2011), le dio momentos de esperanza a un equipo que no la tenía, pero dijo adiós sin lograr nada a final de cuentas.

Aquellos buenos momentos no justifican los fracasos, dos finales perdidas y dos torneos fuera de la repesca son la clara muestra de que Lillini solamente ilusionó con brillar, y que además nunca se pudo despedir de la realidad que acomplejaba a los Pumas.

Criticarlo por los malos momentos tampoco parece justo. Sí, tiene responsabilidad como todos los involucrados, pero no tenía una varita mágica para solventar todos los problemas por los que los universitarios atraviesan. Se acabó una época de luz y sombra en Pumas.

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