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AMLO y los youtubers 'paleros' que lo defienden siempre y se dicen "prensa libre"

Youtubers y AMLO, una ecuación que causa controversia. (Luis Barron / Eyepix Group/Future Publishing via Getty Images)
Youtubers y AMLO, una ecuación que causa controversia. (Luis Barron / Eyepix Group/Future Publishing via Getty Images)

Los youtubers no son periodistas. Se ha dicho hasta el cansancio, pero el contexto actual pone a prueba todos los días las certezas más elementales. La discusión entre Reyna Haydee Ramírez, periodista sonorense, y Hans Salazar, youtuber afín al gobierno de López Obrador, ha traído la discusión de nueva cuenta a la mesa. Y, en realidad, esto es un bucle infinito. Desde lo albores del sexenio, con el arribo de las conferencias matutinas, ha habido eternos debates entre la función de unos y de otros.

Convengamos algo para empezar: Ramírez planteó temas sustanciales en su intervención. En ningún momento le faltó el respeto al presidente y, aunque se puso como ejemplo en algunos argumentos, sintetizó preocupaciones que la prensa libre de este país ha reclamado desde el primer instante a López Obrador. “Y lo digo con todo respeto, presidente, porque usted aquí ha denostado, ha estigmatizado periodistas, casi todos los días se dedica a eso. Usted prefiere las alabanzas, presidente, y discúlpeme que se lo diga", expresó Ramírez.

Nadie lo puede negar: López Obrador vive instalado en el cuento de que aquellos que los critican lo hacen por algún oscuro interés. Y aunque en muchos casos sea así (y como dijo Reyna, le critican por cosas absurdas), también es cierto que la prensa libre, crítica e independiente sí existe en México. ¿Con qué cara podrían el presidente y sus fiscales de YouTube decirle a periodistas de Sinaloa, Veracruz, Guanajuato, Tamaulipas o Michoacán que son conservadores, neoliberales, fifís y todo lo demás? Desde la comodidad de una silla gamer, es muy fácil para los youtubers deslegitimar a profesionales que ejercen el periodismo en un país mortífero para hacerlo.

Sí, nadie puede encubrir a aquellos periodistas que han preferido moldear su dignidad según les convenga y cuya ética profesional se ha visto fisurada en tantas ocasiones: Ricardo Alemán, Loret de Mola, López-Dóriga, Carlos Martín y similares. Y cómo olvidar a Krauze, Aguilar Camín y toda la fauna intelectual que ha fungido como apéndice del poder. Sí, sí, han criticado presidentes porque, como decía Vargas Llosa, nada mejor que reclutar intelectuales y venderles la idea (y hacer que ellos la revendan) de una aparente libertad de expresión.

Pero si no aceptamos eso y tanto lo hemos condenado, ¿por qué medir con distinta vara a quienes usurpan la labor periodística para expandir su proselitismo en todos los espacios posibles? Juncal Solano, youtuber "independiente", se postuló a un cargo de elección popular en las últimas elecciones. Por dar un ejemplo de que el hueso político vuelve leal a todo mundo.

México, uno de los países más riesgosos para ejercer el periodismo. (Getty)
México, uno de los países más riesgosos para ejercer el periodismo. (Getty)

En el fondo, los youtubers, influencers y creadores no son muy diferentes a los chayoteros e intelectuales orgánicos. Claro, eso en el fondo, porque en las formas hay unos cuantos escalones académicos y formativos de diferencia. Pero nada de eso tiene importancia en el mundo de hoy, donde la estridencia es tan persuasiva como un ensayo sustentado en Popper, Smith y esos autores que enamoran a los eruditos mexicanos. En suma, la intención, ayer y hoy, es la misma: caerle bien al poder, decir que sí a todo, y cuidar con ahínco el lugar, porque nunca se sabe cuándo puede caer del cielo la bendición del cargo público. ¿No tienen una embajadita que les sobre?

Desde la época previa a las elecciones de 2018, abundaban en Internet contenidos que disfrazan propaganda de información. Muchos intuyeron de qué lado de la avenida convenía estar: si antes había que juntarse al PRI para estar en onda, lo de hoy es ondear la bandera cuatroteísta. Tampoco es nuevo. Antes de la revolución digital ya existían las noticias falsas, los propagandistas convenencieros y los gobernantes oportunistas que usaban los altavoces mediáticos que mejor se ajustaran a sus intereses.

Por supuesto que nadie puede negar el derecho a opinar de los youtubers. Sería un error muy grave combatir fuego contra fuego. Y en esta época de creadores de contenido y viralización cotidiana, tampoco resulta coherente negarles el derecho a hacer eso que tanto les gusta y que da sentido a su labor: crear contenido. Pero por enésima vez: no son periodistas. Y no, no deberían usurpar esa profesión. Si lo hacen y encima tienden a arrodillarse ante el poder, no pueden quejarse de que les digan paleros.

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