Alejandro Valverde, uno de nosotros: el mejor del mundo para él ni corrió el Tour

Team Deceuninck's Remco Evenepoel of Belgium (L) and overall leader Team UAE Emirates' Tadej Pogacar of Slovenia wait prior to take the start of the 6th stage of the Tirreno Adriatico cycling race, 215 km from Apecchio to Carpegna, Marche region, on March 12, 2022. (Photo by Luca Bettini / AFP) (Photo by LUCA BETTINI/AFP via Getty Images)
Tadej Pogacar y Remco Evenepoel, juntos en el comienzo de una etapa de la Tirreno-Adirático (Photo by LUCA BETTINI/AFP via Getty Images)

De lo poco que se le ha podido criticar a Alejandro Valverde a lo largo de su carrera ha sido un cierto empeño en darlo todo por la general de las grandes vueltas a cambio de unos resultados muy buenos, pero en general poco espectaculares. Pese a que el murciano ganó la Vuelta a España de 2009 y fue podio en el Tour de 2015, siempre se ha dicho que tal vez habría tenido más éxito buscando victorias de etapa o reservándose para clásicas de prestigio en vez de darlo todo por un séptimo o un octavo puesto en una carrera de tres semanas.

No debe de estar muy lejos esa percepción de lo que él mismo opina, según sus últimas declaraciones. A muchos habrá sorprendido que Valverde haya calificado a Remco Evenepoel como "el mejor corredor del mundo" por delante de Tadej Pogacar. A Jonas Vingegaard, campeón del Tour de Francia, ni siquiera le menciona. Es un giro brutal en la consideración que siempre se ha tenido en España del ciclismo y va acorde con lo que los propios aficionados piden a este deporte: espectáculo y frenesí.

El hecho de que Valverde coloque a Evenepoel (campeón de la Vuelta, sí, pero, sobre todo, campeón del mundo, de Lieja y de la clásica de San Sebastián, entre otras carreras) por delante de Pogacar (dos veces campeón del Tour y segundo en la edición de este año, donde ganó tres etapas) no es ningún feo al esloveno, simplemente ejemplifica el giro copernicano que comentábamos antes: Valverde considera que el mejor ya no es el que gana el Tour, de hecho, no tiene ni por qué participar. El Tour ha dejado de ser la medida de todas las cosas. Lo que cuenta ahora es la regularidad.

Otra cosa es que tengamos que compartir el juicio de Valverde, por supuesto. Habrá quien esté de acuerdo viendo el palmarés de Evenepoel este año -más aún con 22 años y viniendo de donde viene- y quien considere que el de Pogacar -segundo en el Tour, vale, pero también campeón en Tirreno, Strade Bianche, Lombardía y protagonista junto a Mathieu Van der Poel de un sensacional Tour de Flandes- no le desmerece en absoluto. En fin, ahí es donde entran los gustos y las valoraciones personales, no vamos a entrar.

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Nos quedamos con el reconocimiento al ciclista que lo consigue todo durante todo el año y no se centra en una sola carrera. Durante años y años, no hemos dudado en considerar al ganador en París como el mejor corredor del mundo: lo hemos hecho con Induráin, luego con Armstrong e incluso con Froome. Los tres tenían algo en común: más allá de sus éxitos en grandes vueltas -en el caso del estadounidense, circunscritos al Tour-, sus actuaciones durante el resto del año no competían con los de los mejores de su tiempo: Bartoli, Bettini, Cancellara, Boonen, etc.

En el caso de Evenepoel, como en el de Pogacar, tenemos algo realmente inaudito: ciclistas que compiten (¡y ganan!) generales, pero que también compiten (¡y ganan!) con los especialistas en las demás modalidades. Además de medalla de oro en el Mundial en ruta, recordemos que Evenepoel fue bronce en el de contrarreloj. Se quedó a nueve segundos de conseguir un doblete que nadie había logrado en toda la historia. Pogacar, a quien casi todo el mundo considera un escalador, tal vez de manera equivocada, terminó sexto.

No queda ahí la cosa: Evenepoel es capaz de marcharse a cuarenta kilómetros de meta en todo un Mundial sin que las grandes selecciones puedan reaccionar. Lo mismo hizo en San Sebastián. Lo mismo hizo en Lieja. Su estrategia, en todos estos caso, consistió en ser el más fuerte y demostrarlo, punto. Pogacar puede competir con Van der Poel en Flandes y ganarle al sprint a Wout van Aert en Montreal, además de volar sobre los sterratos que llevan a Siena en la Strade Bianche.

No, no es una competición entre ellos dos (ellos tres si contamos con Van Aert, cuyo Tour de Francia fue realmente sensacional), sino el reflejo de un nuevo ciclismo. Un ciclismo total. Un ciclismo caníbal. Entre estos tres grandísimos campeones, han sumado cuarenta y cuatro triunfos en un solo año, además de ciento cuatro "top tens". Es normal que Valverde se rinda a su talento como nos hemos rendido todos los demás. El Tour tiene su prestigio inmaculado, pero, afortunadamente, en estos días, ya no nos sacia.

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