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La leyenda de Alberto Contador no se merecía un final equivocado

Cycling: 72nd Tour of Spain 2017 / Stage 20
Arrival / Alberto CONTADOR (ESP)/ Celebration / 
Corvera de Asturias - Alto de L'Angliru 1560m (117,5km) / La Vuelta / (Photo by Tim de Waele/Corbis via Getty Images)
Photo by Tim de Waele/Corbis via Getty Images

De tanto hablar de su episodio de dopaje, que, sin duda, marcó quizá de forma excesiva su carrera, se nos olvida que Alberto Contador ha sido el único corredor en la historia del ciclismo en subir al podio como primer clasificado tres veces en cada una de las tres grandes. Con la corrección impuesta por la UCI por su positivo de clembuterol, se quedó con tres Vueltas, dos Giros y dos Tours. Aun así, solo otros dos corredores han conseguido ganar las tres grandes al menos dos veces: ni más ni menos que Bernard Hinault y Eddy Merckx.

Esa compañía habla a las claras de lo que fue la carrera de Alberto Contador. Ni conozco su relación con Eufemiano Fuentes durante su época en Liberty, ni sé qué pasó con Bruyneel en el Discovery Channel, ni entro en los pormenores de su relación con Vinokourov en el Astana o con Bjarne Riis en el Saxo Bank. Desde luego, las compañías no han podido ser peores, pero el palmarés queda ahí y es un palmarés estratosférico. No solo el mejor de su generación, sino uno de los mejores de todos los tiempos.

Aparte, uno de los mayores aciertos de Contador en su carrera fue retirarse a tiempo. Con 32 años, aún le dio tiempo a ganar el Giro de 2015... y con 34, en su último año como profesional, acabó entre los diez primeros del Tour y entre los cinco primeros de la Vuelta. No solo eso, sino que consiguió unos muy meritorios segundos puestos en las generales de París-Niza, Volta a Cataluña y Vuelta al País Vasco. Vamos, que si eso lo hace hoy en día un ciclista español en activo nos volvemos todos locos.

Con todo, el mayor hito de ese año de despedida, la última imagen que quedará de ese grandísimo campeón, fue el triunfo en el Angliru durante la Vuelta de 2017. Un triunfo imperial, a su manera, atacando de lejos, llegando en solitario y disparando en meta con el dedo. Yo he de reconocer que con Contador tengo una debilidad porque es de esos corredores que me han hecho muy felices con su forma de correr, así que quizá tengo tendencia a perdonarle demasiadas cosas, como me ocurre con Pantani, pero creo que es difícil discutir que ese broche de carrera, muy pocos lo han podido tener.

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Por eso extrañan las declaraciones de Fran Contador, el hermano y relaciones públicas de Alberto, en las que afirmaba que el ciclista de Pinto se había planteado volver a la gran competición en el Giro de 2020, cuando ya era propietario del equipo EOLO, pero aún no había dado el paso al circuito Pro Tour, la segunda división del ciclismo profesional. Al parecer, el parón pandémico le había hecho sentir a Alberto -un fanático de Strava, la aplicación de registro de tiempos en las grandes cumbres- que tenía un sitio en el pelotón a sus 37 años.

Obviamente, más allá de la ambición deportiva, tenía que haber algún tipo de intención comercial: a un Giro disputado en octubre, tras meses sin competición, la presencia de un Alberto Contador le serviría de enorme publicidad... y ese favor se lo podría cobrar el EOLO tarde o temprano. ¿Podría haber hecho un buen papel Contador en ese Giro, teniendo en cuenta que se lo disputaron Tao Geoghean-Hart y Jai Hindley? Es tentador pensar que sí, pero después de tres años sin correr entre profesionales, es muy complicado pensar que el de Pinto habría aguantado tres semanas al más alto nivel, sobre todo teniendo en cuenta que la última semana siempre es la más dura en el Giro.

Ver a Contador en grupos intermedios, quedándose en los ataques o intentándolo sin éxito habría manchado esa maravillosa última imagen de ganador en el Angliru. ¿Qué tenía que ganar y cuánto tenía que perder? Poco y mucho, respectivamente. Lo mismo debió de pensar él mismo cuando al final descartó la posibilidad: la tentación de volver para los deportistas que lo han sido todo en sus disciplinas y se encuentran de repente en casa metidos y sin hacer demasiado es tremenda... pero no suele acabar bien.

En general, los regresos tras una retirada en firme no llevan a ningún lado. Por supuesto, todos recordamos el regreso de Jordan en 1995 con los Bulls, pero hay que recordar que Jordan se fue de la NBA por falta de motivación y no porque no estuviera al nivel. Los demás: los Schumacher, los Borg, los Lance Armstrong... no consiguieron nunca acercarse siquiera a su nivel de antaño. Contador acertó en su decisión: mejor leyenda en mano que tercer Giro de Italia volando. Cuando uno es tan grande, la imagen hay que cuidarla mucho más que el aburrimiento.

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