Agustín Canapino, listo para el debut en IndyCar: “Terminar la carrera sería como ganar”

Quince títulos nacionales, protagonista en las dos categorías más destacadas del automovilismo argentino, referente de Chevrolet y un absoluto reconocimiento de los fanáticos del deporte motor desaparecen de repente para Agustín Canapino. Una doble exhibición con un auto de IndyCar, del Junco Hollinger Racing, en los autódromos Oscar y Juan Gálvez de Buenos Aires y de Termas de Río Hondo, provocó el golpe de escena y el arrecifeño encaró un nuevo desafío: medirse, a los 33 años y sin experiencia en autos de fórmula, en la popular y velocísima categoría estadounidense, donde pulsean expilotos de Fórmula 1, ganadores de las tradicionales 500 Millas de Indianápolis, integrantes de mega estructuras como son el equipo Penske, Andretti Autosports, Chip Ganassi Racing, Arrow McLaren, A.J. Foyt Enterprisses, Meyer Shank Racing…

Este viernes, Canapino tendrá el primer examen con la prueba de entrenamientos en el circuito callejero de San Petersburgo, en Florida, seguirá el sábado con más pruebas y la qualy, y el domingo, desde las 14.20, el turno de la primera carrera de un calendario de 17 estaciones y con la que Canapino terminará con un ciclo de 18 años sin presencias criolla en IndyCar.

“Todo es nuevo. Más allá de que haya corrido en circuitos callejeros, nunca lo hice en IndyCar. Mi objetivo es dar las 100 vueltas en San Petersburgo. No importa la posición, el tiempo, nada. Terminar la carrera sería como ganar, y ya eso va a ser difícil. Estoy viviendo sensaciones y situaciones de cuando empecé a correr en la Copa Megane, aunque ahora con experiencia me tomo el tiempo para disfrutar un poco lo que vivo. No soy un pibe, tengo 33 años, ya como que estoy tirando más para la segunda mitad de mi carrera deportiva. Es un mundo muy loco el que estoy viviendo, pero me gusta”, explica Canapino.

El piloto tenía acordada su continuidad en el JP Carrera para desandar el Turismo Carretera en 2023, y mientras perfilaba sus vacaciones, recibió la comunicación de Ricardo Juncos, el ingeniero argentino dueño de Juncos Hollinger Racing, para confirmarlo como piloto del equipo, con sede en Indianápolis.

Una carrera contrarreloj empezó para el arrecifeño, el sexto piloto argentino en correr en IndyCar, después de Carlos Pairetti, Enrique Mansilla, Juan Manuel Fangio II, Norberto Fontana y Gastón Mazzacane. Un curso acelerado de inglés y un entrenamiento físico particular fueron las primeras medidas.

“Es la categoría más demandante del mundo en el aspecto físico. La mayoría de los pilotos dice que nunca es suficiente el entrenamiento que tienen. Romain Grosjean [expiloto de F.1] me comentó que la primera vez que no terminó una carrera por agotamiento físico fue en el debut en IndyCar. No llego como me gustaría, pero es mejor de lo que estaba en diciembre. Es un proceso que estoy atravesando y que tengo que atravesar. Después de la carrera estaré con una noción más completa de qué tan cerca o lejos estoy en los tiempos y en lo físico”, manifestó quien durante las pruebas en Thermal, en California, compartió rutina de entrenamiento con el sueco Marcus Ericsson, último ganador de las 500 Millas de Indianápolis y que compitió durante cinco temporadas en la F.1: “Me pegó un baile y ahí me di cuenta de lo lejos que estoy”.

Para Canapino, que en 2019 participó con el equipo de Ricardo Juncos en las 24 Horas de Daytona, será la primera experiencia completa fuera del país. “Me vaya bien, regular o mal yo siento que gano de todas formas. Es una aventura y un desafío que no sé cómo terminará. Dure dos carreras, dos años, seis meses… Será un montón. Resigné comodidad y dinero por algo con lo que soñé. Pasé de pelear los campeonatos y de ganar carreras a no ser nadie, pero profesionalmente pasé a otro nivel. Es arrancar de cero. De afuera todo parece más fácil y sencillo, pero en carne propia es diferente. No suelo ser muy optimista y lo más normal es que esté en el fondo: la pelea sería con los rookies, pero ellos conocen los circuitos, los autos, las gomas… La expectativa es aprender y terminar carreras”, apuntó quien en el primer día de prácticas fue reconocido por su velocidad y trabajo por el compañero de equipo, Callum Illot. El británico, expiloto de Ferrari Academy, resultó un debutante destacado en 2022, actuación que podría significar un envión para el arrecifeño.

“Estuve en tiempos razonable, lógicos, por eso fue satisfactorio en lo personal. No esperaba ese rendimiento ni por casualidad, era la primera vez que transitaba curvones con alta carga aerodinámica: en mi vida había sentido tanta Fuerza G. Comprobé factores técnicos, que eso para entender el auto es muy importante. Hubo curvas que las tracé bien, pero me falta tener total confianza al auto, al freno y en particular a la aerodinámica”, evaluó.

“El auto se pega al piso y tiene una velocidad de curva del que estoy muy lejos de conocer los límites. Los neumáticos son totalmente diferentes, porque hay que calentar las gomas: el auto es inmanejable si están fríasTodo es un aprendizaje, estoy lejos de sentirme cómodo, pero soy consciente que es un proceso que lleva meses aprender y años para ser un crack”, analizó Canapino, que recuerda la amabilidad de los pilotos experimentados como Will Power -bicampeón, ganador de las 500 Millas de Indinapolis en 2018 y piloto con record de poles-; Scott Dixon -seis veces monarca-, Josef Newgarden, Scott McLaughlin, que al igual que él pasó de los autos de turismo a los de fórmulas y transitará la tercera temporada completa en IndyCar.

De planificar las vacaciones con su novia Josefina y diseñar un reset después de dos años complejos, en los que afrontó la muerte de su papá Alberto y cerró el taller de Arrecifes, a armar las valijas para instalarse en los Estados Unidos, con temperaturas bajo cero y nieve. De ser una estrella del automovilismo nacional a convertirse prácticamente en un piloto invisible para IndyCar. De conocer los circuitos de memoria y utilizar el simulador para ensayar modificaciones finas del auto al desconocimiento total de los trazados y a competir en óvalos. “Por más que me de dos millones de vueltas en el simulador, el problema es cuando ponés el cuerpo, cuando el cuello empieza a sentir la Fuerza G, la velocidad. En IndyCar, con 20 autos en medio segundo, cualquier cosita te hace ganar o te deja fuera del top ten. Pero eso es para los cracks. Yo divido mi tarea en tres: conocer, aprender y optimizar. Y recién voy por la primera fase”, se sincera Canapino, el multicampeón que ratifica que no hay edad para los retos ni los sueños.