Agustín Canapino, tras su debut en IndyCar: “De los óvalos cuentan cosas terroríficas, que en la primera experiencia la pasás muy mal”

La sonrisa de Agustín Canapino, que aprobó en el estreno en Estados Unidos; "un auto de IndyCar es el más demandante y difícil en lo físico. Va casi como un Fórmula 1 y no tiene asistencia", advierte en una conversación con LA NACION.
La sonrisa de Agustín Canapino, que aprobó en el estreno en Estados Unidos; "un auto de IndyCar es el más demandante y difícil en lo físico. Va casi como un Fórmula 1 y no tiene asistencia", advierte en una conversación con LA NACION. - Créditos: @Instagram

Las secuelas físicas del estreno todavía habitan en el cuerpo de Agustín Canapino, aunque la voz del arrecifeño destila felicidad, alegría, emoción y por momentos incredulidad. En su momento pasó de anunciar la continuidad en el Turismo Carretera en el equipo JP Carrera a deshacer el acuerdo y enrolarse en el Juncos Hollinger Racing para desandar el calendario de IndyCar Series. El salto resultaba un abismo y el cambio provocó que el piloto expusiera sus virtudes. El profesionalismo con el que encaró el reto se reflejó en la carrera en el circuito callejero de San Petersburgo, Florida, donde la popular categoría del automovilismo estadounidense inició el calendario: el argentino finalizó 12º tras completar las 100 vueltas y mostrando en los últimos giros la misma velocidad que los líderes de la competencia.

Fue una tarea fantástica, que entusiasmó y enfervoriza, pero Canapino no se deja arrastrar por el logro y mantiene su método: conocer, aprender, optimizar. Tres semanas restan para una nueva fecha. Otro desafío: ser competitivo y salir airoso en la primera experiencia en un óvalo, en Texas.

“Todo es un gran desafío, pero el mayor será el óvalo. Todos los que me hablan de los óvalos cuentan cosas terroríficas, que la primera experiencia es muy fea y la pasás muy mal. Que es muy complicado y que uno se acostumbra recién con muchas pruebas, pero el tema es que yo tengo un solo día de prueba, y a correr. Será difícil, complicadísimo, pero voy a tomarlo con la misma filosofía: aprender y evitar los accidentes, sobre todo porque un accidente en un óvalo es cosa seria. Trataré de tomarlo con calma, sin que importen la posición, el tiempo, nada”, analiza desde su residencia en Indianápolis, en una charla con LA NACION, el sexto piloto argentino que compite en la categoría. Antes lo hicieron Carlos Pairetti, Enrique Mansilla, Juan Manuel Fangio II (sobrino del Chueco), Norberto Fontana y Gastón Mazzacane; el automovilismo nacional no tenía un representante en Indy desde 2004.

"No hay nada más lejano a la realidad que creer que uno está como para competir mano a mano con estos monstruos", alerta Canapino, que observa en los debutantes Benjamin Pedersen y Sting Ray Rob a sus rivales directos en IndyCar.
"No hay nada más lejano a la realidad que creer que uno está como para competir mano a mano con estos monstruos", alerta Canapino, que observa en los debutantes Benjamin Pedersen y Sting Ray Rob a sus rivales directos en IndyCar. - Créditos: @Twitter

–¿Todavía te parece un sueño el debut en IndyCar?

–Sinceramente, fue todo muy por encima de lo que habría imaginado y de lo que todos esperaban de mí. Nunca pensé que podía completar la carrera, como lo hicimos, con el ritmo que tuvimos desde las prácticas hasta la carrera. Estuvimos en el total de las vueltas y por momentos peleamos por alguna que otra posición, me animé a realizar sobrepasos. Hacer el mejor tiempo de vuelta sobre el final, en el giro 97, y hasta girar más rápido que los líderes en algún momento... Todas cosas que ni en el mejor de los sueños habría imaginado. El objetivo lógico era dar vueltas y terminar, quizás un par de vueltas abajo del ganador, pero antes de largar me resultaba imposible dar las 100 vueltas: estaba angustiado, sinceramente no me veía con confianza ni con chances de terminar la carrera, porque me cansaba muchísimo. Pero terminó saliendo todo de una manera soñada, aunque 48 horas después me doliera todo el cuerpo. Puse todo lo que tenía y un poco más, y valió la pena ese esfuerzo.

–¿Sentiste más cansancio físico o mental por lo extenso de la carrera?

–Más allá de la duración, la realidad es que la exigencia es mucho mayor. Un auto de IndyCar es el más demandante y difícil en lo físico. Va casi como un Fórmula 1 y no tiene asistencia; lo dicen los propios ex pilotos de F. 1. Para mí es un salto enorme, que no puedo cuantificar, porque llegué sin ningún paso previo: de TC, TC2000, a IndyCar. Mi cuerpo no entiende nada, lo sometí a una exigencia terrorífica. Pero valió la pena el esfuerzo, y la preparación fue fundamental. Sin estos dos meses y medio en los que me preparé todos los días no lo habría logrado. Los hombros, los brazos, la resistencia aeróbica –el corazón va a 180 pulsaciones todo el tiempo y hace muchísimo calor–, el cuello por la fuerza G, las piernas (en cada frenada tenés que presionar, porque soportás con ellas también la fuerza G para que el cuerpo no se desplace mucho)... Los esfuerzos físicos son múltiples, y mucha gente no lo sabe. Sólo el que lo vive ahí entiende de qué se trata.

“Enorme salvada por parte de @AgustinCanapino”

–¿Tuviste la sensación de correr desde cero?

–Es como si todo fuera diferente a lo que hice antes en el automovilismo. Es un curso acelerado en monopostos y en este nivel, porque estoy compitiendo contra pilotos que son de los mejores del mundo y especialistas en esta categoría, en estos autos. Por esa razón la emoción y la alegría de como salió, que a la vez es una motivación: mi pretensión es seguir así, seguir completando carreras. Mi posición natural es la última o la anteúltima, no más que eso. Todo lo que venga más adelante, como pasó ahora, es un regalo, porque es ilógico. No puedo pretender estar en esa posición todas las carreras, porque voy a tener carreras malas, otras en las que choque... Es lo más normal, y lo de San Petersburgo fue una excepción. Sé que no siempre va a ser así y que vendrán los momentos complicados, que son naturales y que vamos a tener que atravesar.

–¿Cómo escapás de la expectativa que se generó por la actuación?

No hay nada más lejano a la realidad que creer que uno está como para competir mano a mano con estos monstruos. Si fuera una carrera en un callejero o en un óvalo en un auto de TC o TC2000 yo estaría en mi salsa y me animaría a pensar en competir en el máximo nivel, pero estoy en un monoposto, que es un auto totalmente diferente. Pasé de manejar un triciclo en una plaza a manejar un camión en la montaña; ése es el salto. Es muy grande, y es ilógico lo que pasó. Terminé 12º porque tuve un ritmo muy bueno, que me permitía mantenerme en tiempos buenos, pero también porque sobreviví a la carrera. Estoy muy lejos de pretender pelear por un puesto 10 o 15. Llegué al 12 porque no me accidenté. Estar entre los 20 primeros para mí ya es una odisea. Ya te digo: mi realidad es un puesto 25. El fin de semana estuvimos entre el 18 y el 20, que para mí era un campañón, pero hay que ser realistas y estar preparados, porque si no, voy a empezar a cometer errores. Hasta ahora vengo bien, porque vengo tomándolo así: la filosofía es terminar las carreras, sabiendo que va a costarme y a costarme mucho, porque estoy en un proceso en el que tengo que tomar todo con mucha conciencia. No es una categoría como cualquier otra: es supercompleja, superarriesgada, con accidentes peligrosos hasta en un circuito callejero.

Con el aprendizaje como filosofía para crecer en la categoría, el Titán de Arrecifes desanda los primeros retos en IndyCar: del callejero de San Petersburgo pasará a correr en el óvalo de Texas.
Con el aprendizaje como filosofía para crecer en la categoría, el Titán de Arrecifes desanda los primeros retos en IndyCar: del callejero de San Petersburgo pasará a correr en el óvalo de Texas. - Créditos: @Steve Nesius

–¿Tu medida sería los demás debutantes?

–Somos cuatro los rookies y no se puede comparar la temporada de un rookie con la de un piloto de experiencia. Mis rivales son [Benjamin] Pedersen y Sting Ray Rob, son pilotos de IndyLight, vienen de hacer temporada en autos de fórmula y ya tienen una pequeña ventaja, porque yo no la hice. Son un objetivo real y por eso digo que estar en el puesto 25 es como estar primero, porque sería superar a los dos. En San Petersburgo lo logramos. El restante debutante es Marcus Armstrong, pero él viene de hacer toda la escalera de Fórmula 1: era piloto de la Academia Ferrari y está en el equipo Chip Ganassi, el mejor o uno de los dos mejores de la categoría. Uno de sus compañeros ganó [Marcus Ericsson], otro terminó tercero [Scott Dixon]. Hay que poner en contexto todo esto y tener expectativas reales.

–¿Qué pasó por tu mente al encontrarte en la tercera curva con el múltiple accidente?

–Llegué a la segunda curva y se desencadenó el accidente. Tomé la decisión de ir por la parte derecha, acelerar y pegarme a [Graham] Rahal, que era el piloto de adelante. Por suerte fue una decisión acertada, con una cuota de suerte, porque en esas situaciones a veces uno hace lo mismo y queda enganchado en el accidente.

La temperatura y la suciedad de los neumáticos en los relanzamientos son la materia pendiente de Canapino para las próximas carreras.
La temperatura y la suciedad de los neumáticos en los relanzamientos son la materia pendiente de Canapino para las próximas carreras. - Créditos: @Riley S Bridges Grindstone Media Group/Action Sports Photography

–¿Cuál fue el punto más débil en el estreno?

–En la primera parte de la carrera paramos un poco tarde, perdimos algo de tiempo, pero me mantuve entre los 20, siempre en la vuelta del líder y a un buen ritmo. Después los accidentes provocaron muchas banderas amarillas, y en el segundo stint tuve una pasada de largo y quedé muy lejos del pelotón, con las gomas frías y sucias, que son una de las materias que más me costaron. Perdía mucho tiempo cuando nos relanzábamos y recién una vez que pasaban las vueltas el ritmo volvía a ser bueno, pero me quedaba lejos el resto de los autos. Ésa es la gran materia que tengo que aprender para el futuro.

–¿Te sorprendió el rendimiento que lograste al final?

–Voy aprendiendo y entendiendo el auto. La mejor vuelta fue en el giro 97, y el mejor registro anterior, en la 93. Venía con las manos ampolladas, acalambrado, pero Ricardo [Juncos] venía motivándome por la radio. Empecé a soltarme, a animarme y a andar más rápido. Venir a mirar una carrera de IndyCar era un logro: imaginá correrla y terminarla.