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Los aficionados se preparan para el EEUU-Irán del Mundial, con una fuerte carga política

Por Maya Gebeily y Charlotte Bruneau

DOHA, 29 nov (Reuters) - Estados Unidos e Irán, enemigos diplomáticos, se enfrentarán el martes en la Copa Mundial en un partido que algunos iraníes temen que provoque nuevos problemas con las fuerzas la seguridad de los estadios o choques con los hinchas progubernamentales por las protestas en su país.

La competición entre las dos naciones, que rompieron sus lazos hace más de 40 años, se celebrará con un dispositivo de seguridad reforzado para evitar que se recrudezcan las tensiones por los disturbios que afectan a Irán desde la muerte en prisión de Mahsa Amini, de 22 años, el 16 de septiembre.

En una muestra de solidaridad antes del partido, la Federación de Fútbol de Estados Unidos exhibió temporalmente la bandera nacional de Irán sin el emblema de la República Islámica, lo que llevó a Teherán a quejarse a la FIFA, según medios estatales.

Qatar, que mantiene fuertes lazos con Washington y relaciones amistosas con Teherán, ha apostado su reputación por ofrecer un Mundial sin problemas, reforzando la seguridad en los partidos de Irán y prohibiendo algunos artículos considerados incendiarios, como la bandera iraní anterior a la Revolución.

Cuando Irán venció a Gales el viernes, se desplegaron equipos de seguridad para "disolver un pequeño número de altercados" entre hinchas iraníes fuera del estadio, dijo un dirigente qatarí, que añadió que los incidentes se resolvieron "rápidamente" para contener las tensiones.

"No asistiré al partido del martes porque no me siento segura en Qatar", dijo la iraní-canadiense Azi, que no quiso dar su apellido y que llevaba una camiseta con el lema "Mujeres, vida, libertad", un lema de las protestas en Irán.

"Qatar está llevando a cabo el mismo sistema de censura que lo que ocurre en Irán (...). También la FIFA debe asumir la culpa", declaró a Reuters sobre el hecho de que la seguridad del estadio la parara por su vestimenta.

Hila Yadegar, de 37 años, tiene previsto asistir al partido para mostrar su apoyo a los manifestantes, a pesar de que tanto ella como su marido fueron retenidos brevemente por los guardias del estadio en el partido Irán-Gales.

"Puse una silla detrás de nuestra habitación en el hotel, aunque estaba cerrada con llave", dijo Yadegar, que trabaja en un hospital de Canadá.

El portavoz qatarí, al ser preguntado por las preocupaciones de seguridad de los aficionados y las quejas por las restricciones, dijo que las autoridades garantizarían que todos los partidos del Mundial fueran "seguros y acogedores para todos los espectadores".

No se permitirán en los estadios artículos que "puedan aumentar las tensiones y poner en riesgo la seguridad de los aficionados", dijo el funcionario.

HIMNO

La política ha salpicado el torneo, el primero que se celebra en un país de Oriente Próximo, y la selección de Irán se ha visto presionada para ponerse del lado de los manifestantes.

Los jugadores de Irán se negaron a cantar el himno nacional en su primer partido contra Inglaterra, que perdieron por 6-2. Cantaron el himno antes de su segundo partido, una victoria por 2-0 contra Gales.

Tras la victoria del viernes, un hincha iraní con una camiseta con la imagen del dirigente supremo, el ayatolá Alí Jamenei, y de Qassem Soleimani —un general iraní de alto rango muerto por un ataque de un avión no tripulado de Estados Unidos en 2020— entonó un cántico de apoyo a los manifestantes.

Los disturbios en Irán suponen uno de los desafíos más audaces a la teocracia desde la Revolución Islámica de 1979. Washington ha impuesto sanciones a dirigentes iraníes por la mortal represión de las protestas.

Estados Unidos e Irán rompieron sus relaciones formales en 1980 después de la Revolución y los lazos se volvieron hostiles cuando sus equipos de fútbol se enfrentaron en el Mundial de 1998. Irán se impuso por 2-1 en un partido apodado la "madre de todos los partidos de fútbol".

(Reporte de Maya Gebeily y Charlotte Bruneau; redacción de Ghaida Ghantous; editado en español por Tomás Cobos)