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Van Aert gana volando y refuerza el amarillo

Calais (Francia), 5 jul (EFE).- Después de tres segundos puestos consecutivos, el líder belga Wout Van Aert (Jumbo Visma) recuperó la sonrisa con una exhibición en solitario en el tramo final de la etapa que le permitió entrar en meta "volando", agitando los brazos como si fuesen alas, eufórico haciendo honor a un maillot amarillo que reforzó en vísperas de la esperada jornada del "pavé".

Efectivmente, Van Aert (Herentals, 27 años), frustrado por no haber ganado en las etapas danesas, necesitaba un triunfo que refrendara su liderato, estaba frustrado, sin ganas de bromear con el tema.

Y lo logró con un ataque fulminante a 11 km de meta, aprovechando una cota de cuarta, donde se despegó para celebrar su séptima etapa en el Tour, en solitario, a lo grande, como rey de la cuarta jornada que unió Dunkerque y Calais a través de 171 km.

Van Aert llegó a la primera meta del Tour en Calais al vuelo, puños al aire. Como si hubiese ganado el Mundial. Sacó 8 segundos de adelanto sobre un pelotón encabezado por el belga Jasper Philipsen (Alpecin Fenix), quien se confundió creyendo que era él el vencedor y se vino arriba como tal, con la tercera plaza para otro hombre del Jumbo Visma, el francés Christophe Laporte.

Una demostración que alivia el ánimo de Van Aert. El hombre lucía mala cara por estar tres días sin alzar los brazos. Ahora entrará en los adoquines con el maillot amarillo fortalecido. Aventaja en 25 segundos a su compatriota Yves Lampaert (Quick Step) y en 32 a Pogacar (UAE Emirates).

MAGNUS CORT SUPERA UN RÉCORD DE BAHAMONTES

El norte de Francia recibió al Tour después de su periplo danés, el traslado a su territorio natural y el primer día de reposo. También la víspera de una de las jornadas más temidas de la presente edición con los adoquines de la Roubaix amedrentando al personal. En Dunkerque, ciudad muy habitual de la "grande boucle", hubo un minuto de aplausos para las víctimas del tiroteo del pasado domingo en Copenhague.

Un día para evitar complicaciones. Las fuerzas de los favoritos se pondrán a prueba en el "pavé", pero los aventureros no pueden perder sus oportunidades. En una etapa con 6 cotas no podía faltar la fuga del danés Magnus Cort (EF Education), líder de la montaña, quien pasó a la historia al superar el récord de ascensiones consecutivas superadas en el Tour que poseía Bahamontes.

De esta forma, Cort superó el registro histórico del español Federico Martín Bahamontes, que holló antes que nadie los siete auténticos colosos que abrieron el concurso de la montaña en 1958, ya que por aquella época los puertos de 4ª no existían.

El ‘Águila de Toledo’ pasó primero por Aubisque, Aspin y Peyresourde en la etapa de Luchon de la edición de 1958, en la que consiguió la victoria, y al día siguiente superó en cabeza el Col d’Ares, el Portet-d'Aspet, el Col du Vent y el Col de Rogues. No obstante, el toledano no llevó el distintivo de puntos rojos, instaurado en 1975.

El bigotudo Cort se marchó en compañía del francés Anthony Pérez (Cofidis) con el objetivo de pescar puntos para reforzar el maillot "faralaes". Coronó en cabeza las Cotas de Cassel, Remilly-Wirqu, Nielles-lès-Bléquin, Harlettes y Ventus y se dejó alcanzar por el pelotón a 42 de meta. Trabajo hecho. Sin embargo, Pérez decidió marcharse en solitario. A soñar un rato.

EL JUMBO ROMPE LA CARRERA Y VAN AERT SE EXHIBE

Anthony Pérez, superviviente de la fuga, pensaba que iba a coronar la Cota Cap Nez Blanc (900 metros al 7 por ciento), última dificultad del día, una simple tachuela. Restaban 11 km para meta. En ese momento Jumbo montó la revolución.

El primer arreón rompió el pelotón de favoritos. Van Aert se despegó con Yates y Vingegaard. Algunos, como Enric Mas, mal colocado, quedó retrasado, pero su equipo le ayudó a llegar a meta con los grandes de la general.

Superior a todos, Van Aert metió la directa, abrió una ventaja cercana a los 25 segundos y ya nadie le volvió a ver el pelo. Si acaso, el dorsal, y de lejos. El belga, ganador de la San Remo, Amstel, Strade Bianche y Gante Wevelgem, se lució en solitario. Una máquina ante la inoperante persecución del pelotón, donde algunos quedaron en evidencia.

Van Aert miró atrás en la recta de meta. Los rivales estaban lejos. Levantó los brazos, los agitó como un águila y golpeó al aire como si fuera un saco de boxeo. El triunfo de la rabia de un campeón que se agobia si se le niegan los triunfos. Firmó el número 36 de su carrera, el sexto de la temporada. Y de amarillo en el Tour.

Para quien no llegan los triunfos es para los ciclistas españoles. En Calais se cumplieron 100 etapas en las grandes sin victorias para corredores del pelotón nacional, en días 1.444. Y en el Tour, desde 2018, cuando Omar Fraile ganó en Mende. Algún día alguno de ellos levantará el vuelo de un ciclismo en transición.

Este miércoles llega uno de las etapas más esperadas de la presente edición. Los adoquines serán protagonistas de la quinta etapa que tendrá lugar entre Lille y Arenberg, donde esperan 11 tramos de "pavé" que totalizan 20 km. Día en el que puede pasar de todo, digno del máximo respeto, tal vez la primera criba en la general.

Carlos de Torres

(c) Agencia EFE