Adrien Broner, la arrogancia de otro ídolo con pies de barro que defraudó a todos

Adrien Broner enfrentando a Manny Pacquiao por el título WBA regular del peso welter. (Joe Camporeale-USA TODAY Sports)
Adrien Broner enfrentando a Manny Pacquiao por el título WBA regular del peso welter. (Joe Camporeale-USA TODAY Sports)

Adrien Broner era el elegido. Lo tenía todo a su alcance. Tan pronto como sus puños comenzaron a brillar en el ring, fue enmarcado como el nuevo niño de oro del boxeo mundial. El preludio estaba en todos lados: tenía que ser el sucesor de Floyd Mayweather. Nadie podía negar los parecidos: estilistas, arrogantes y con esencia de calle, esa que tanto adorna a los peleadores afroamericanos. Le apodaron The Problem con una precisión absoluta. Eso era Broner. un problema. Para los demás y para él mismo.

Todo llegó demasiado rápido en su vida. A los 22 años se coronó campeón del mundo superpluma ante Vicente Martín Rodríguez. El futuro parecía ir como debía, pero en su segunda defensa perdió el título en la báscula. Problema resuelto: subió de categoría y ganó el título mundial ligero contra el mexicano Antonio de Marco. Sólo hizo una defensa y saltó hasta el peso welter (de 135 libras a 147). El orden de las cosas se mantuvo intacto: Broner batió a Paulie Malignaggi para ganar su tercer título del mundo en tres categorías diferentes. Hasta entonces, Adrien había respaldado su arrogancia con sus golpes: era bocón, provocador y presumido. Vendía y a los promotores les gustaba eso.

La prueba de fuego de Broner llegó contra Marcos Maidana. El Chino era un pegador de viejos tiempos, un auténtico guerrero que lanzaba metralla a cada instante. En la previa, Broner lo barrió con la mirada: el menosprecio formaba parte intrínseca de su juego mental. The Problem dijo que esperaba una pelea de paso: un escalón más en su camino a consolidarse como el rostro del boxeo. Pero el santafesino dispuso lo contrario. En el segundo asalto lo mandó a la lona con un izquierdazo demoledor.

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No hubo táctica marrullera capaz de descifrar el estilo de Maidana. El argentino mantuvo firmeza durante todo el combate y volvió a tumbar al chico malo en el octavo round. El problema se acabó: Maidana ganó por decisión unánime y Broner salió abucheado por los fans del Alamodome de San Antonio. El castillo de naipes había caído para nunca erigirse de nuevo. Broner volvió a ser campeón del mundo en 2015 (peso superligero) tras superar a Khabib Allakhverdiev, pero perdió el cetro en su primera defensa por no dar el peso.

Su carrera pereció dentro y fuera del ring. Los problemas legales se convirtieron en una constante para él. Enfrentó cargos por agredir a una mujer en un club nocturno en 2018. Por otro lado, en 2020 fue arrestado por conducir bajo los efectos del alcohol. Y en agosto del año pasado, Broner violó su libertad condicional y recibió una orden de encarcelamiento de seis días. Su última pelea se dio en febrero de 2021 ante Jovanie Santiago. En los últimos años, perdió todos los combates que afrontó ante rivales de Clase A: Manny Pacquiao, Mikey García y Shawn Porter.

Adrien Broner enfrentando al multicampeón mexicoamericano Miguel Ángel García. (AP Photo/Andres Kudacki)
Adrien Broner enfrentando al multicampeón mexicoamericano Miguel Ángel García. (AP Photo/Andres Kudacki)

Su regreso al ring estaba programado para mediados de agosto. Tenía que enfrentar a Omar Figueroa, excampeón del mundo texano de ascendencia mexicana. Broner se bajó de la pelea una semana antes argumentando problemas de salud mental. No parece que su carrera vaya a retomar vuelo nunca más. Tiene 33 años y lo último que le queda es apelar a un futuro alterno en el que todo fue diferente para él.

Se escaparon las noches gloriosas en Las Vegas, los contratos multimillonarios y la admiración global que provocan los ídolos de cepa. Ni siquiera sus cuatro títulos del mundo le garantizan un lugar en el Salón de la Fama. Todavía queda un poco de justicia en el boxeo. Adrien Broner pudo serlo todo, pero eligió decepcionar al mundo entero.

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