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Abierto de Palermo: la final que será el cuento del tío... y los sobrinos

Adolfo Cambiaso y sus sobrinos Camilo y Barto Castagnola, figuras de la final del Argentino Abierto que viene, entre La Dolfina y La Natividad.
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Una crítica que se suele hacerle al polo es que es un deporte de familias. Es cierto. Que lo juegan pocos. Es cierto. Que no hay tanto mérito porque no hay competencia fuerte para la Argentina desde otros países. ¿Es entonces un cuento del tío eso de que el polo nacional es el mejor del mundo? ¿Una estafa de marketing al que no sabe sobre el tema para “venderle” algo?

Ya no es tan cierto eso de que no hay tanto mérito local porque los extranjeros no son muchos ni tan competitivos. Es verdad que hay poca “resistencia foránea”, pero eso no quita que los de acá jueguen en el nivel más alto posible. Y serían igual de buenos, o incluso mejores, si los de allá les hicieran más fuerza.

Y parte de lo que es verdadero de todo eso –que es un deporte de familias, que la calidad de juego es óptima– hace muy atractiva esta final de Palermo que viene. Un señor de 46 años, para muchos el mejor polista de la historia, cara a cara con dos sobrinos de 20 y 18 años llenos de hambre deportiva. Y jugadorazos también. ¿Cómo es la relación entre Adolfo Cambiaso y Bartolomé (h.) y Camilo Castagnola? Buena, pero no hace falta que haya pica para que el sábado ellos y el resto de La Dolfina y La Natividad salgan con el cuchillo entre los dientes.

Es cierto que hubo un tiempo de distanciamiento grande entre el papá de los chicos, Lolo Castagnola, y su cuñado Adolfito. Pero nunca hubo nada roto entre el tío y los niños-adolescentes. Y entre primos el vínculo es perfecto: Barto-Jeta con Poroto Cambiaso. ¿Quiere decir eso que algún día jugarán juntos los cuatro, dos Cambiaso y dos Castagnola? ¿O al menos los tres de la misma generación? Nunca se sabe. Los hermanos están felices de la vida con este La Natividad de amigos. Polito Pieres es un “hijo adoptivo” de Lolo, el que lo “defiende” de los hijos cuando éstos lo “pelean”. Y el sudafricano Nachi Du Plessis es quien fue a Cañuelas a buscar a los jovencitos hace tres años para construir juntos un equipo. El que este fin de semana definirá el Campeonato Argentino Abierto.

Camilo, Adolfo, Bartolomé y la bocha en la definición de zona que La Natividad le ganó a La Dolfina en el Abierto de Hurlingham; en contrapartida, el tío venció a los sobrinos en dos partidos importantes: una virtual semifinal de Palermo 2020 y la final del Abierto Británico del mismo año.
Sergio Llamera


Camilo, Adolfo, Bartolomé y la bocha en la definición de zona que La Natividad le ganó a La Dolfina en el Abierto de Hurlingham; en contrapartida, el tío venció a los sobrinos en dos partidos importantes: una virtual semifinal de Palermo 2020 y la final del Abierto Británico del mismo año. (Sergio Llamera/)

Entonces, que en la final de este sábado estén frente a frente Cambiaso y sus sobrinos no es preludio de nada, salvo de que uno y otros seguirán siendo grandes protagonistas del polo en los próximos años. “Hoy no tengo mucho que decir. Sólo que a mi edad estar ahí es un plus y no voy a dejar de disfrutar. Lo mío es todo disfrute”, confía el líder de La Dolfina a sus 46.

“¿Viste quién va a estar enfrente?”, se le preguntó a Barto ni bien clasificado. “¿Eh? Jeje... Uno que jugó un par, ¿no? Sabemos lo que es. Es un crack, sobre todo en las finales, pero esta semana es el rival”, contestó el cerebro del conjunto verde en la cancha. Camilo dijo: “Va a estar el tío, sí. Es un rival, pero con buena onda. Lo que hizo en estos últimos dos partidos fue increíble. Lo bien que le anduvieron los caballos... Muy bien, muy bueno”.

La final del máximo torneo del mundo tendrá tres familiares. Y no por eso dejará de estar buenísima. Hasta tendrá un sabor especial por eso. Será el cuento del tío, y de los sobrinos. Sin mentiras, sin estafas. Sin recelos, sin cuentas pendientes. A fondo por la gloria. Entre un crack y un par de proyectos de serlo.