Los únicos campeones de Qatar (por ahora) son argentinos: el recuerdo del primer Sub 20 de José Pekerman

Los campeones del Sub 20 de Qatar en el Senado, en mayo de 1995: adelante, Juan Pablo Sorin y Carlos Arangio; atrás, Gustavo Lombardi y Cristian Chaparro
Los campeones del Sub 20 de Qatar en el Senado, en mayo de 1995: adelante, Juan Pablo Sorin y Carlos Arangio; atrás, Gustavo Lombardi y Cristian Chaparro

DOHA (Enviado especial).- Hasta el 18 de diciembre, cuando se juegue la final, ellos van a ser los únicos campeones mundiales en Qatar. Y son argentinos. En 1995 fueron parte de un grupo que partió con muy pocas expectativas y generó un impacto enorme. Permitió recuperar en las categorías juveniles una conquista que no se obtenía desde que Diego Maradona liderara al equipo en Japón en 1979. Aquella Copa del Mundo Sub 20 inauguró el ciclo más brillante de la historia de nuestro país en las etapas formativas, gracias al proyecto de José Pekerman .

Uno de ellos, Gustavo Lombardi, volvió a Doha, como hace 27 años. Ahora cumplirá un rol periodístico, en TyC Sports. Juan Pablo Sorin, el capitán, juntó a varios de ellos para un documental que verá la luz muy pronto. “Aparecieron imágenes de nuestros viajes en el micro desde el hotel a los entrenamientos. Son kilómetros y kilómetros de desierto. Todos estos edificios... es inimaginable. No debe existir en el mundo otra ciudad que haya crecido tanto en este siglo”, dice con asombro Lombardi.

“Lo que veo en televisión de Doha es algo totalmente distinto. Increíble. A mí me muestran una foto de Catamarca de hace 50 años y está igual”, avala con una sonrisa Julio Bayón, que jugó algunos partidos en primera con Rosario Central, pero luego realizó una carrera en clubes del norte del país y se retiró en el club en el que surgió, Defensores del Norte, de San Fernando del Valle de Catamarca.

Antes de entrar de lleno en aquel torneo, vale ofrecer algo de contexto. La Argentina volvía a los mundiales juveniles después de un torneo de ausencia, en 1993. Estaba suspendido por los incidentes ocasionados en 1991 (incluida la agresión a un árbitro). “Nos insistían mucho con el tema disciplinario. No se podía repetir eso. Sabíamos que nos miraban de manera especial”, recuerda Andrés Garrone, uno de los delanteros de aquel conjunto y autor de un gol decisivo en el debut, ante Holanda, en el que se rescató un triunfo por 1 a 0 en el último minuto del encuentro.

Sorin, el gran capitán en el 95
Sorin, el gran capitán en el 95, levanta el trofeo en Doha

Además, Pekerman no contaba aún con el prestigio que se ganó con los años. Es más, era muy cuestionado por buena parte de la prensa, por la metodología de su elección. Julio Grondona, por primera vez, llamó a un concurso para designar al entrenador de los equipos juveniles. Se presentó gente con muchísima experiencia en el rubro, como Carlos Griguol o Jorge Griffa, que tenían un respaldo mayor. Pero el mejor proyecto fue el de Pekerman, un absoluto desconocido, surgido en Argentinos Juniors y que había tenido una carrera poco difundida en Chile.

“Hacía mucho calor. No recuerdo que fuera tan agobiante, pero entrenábamos tempranito o al atardecer. A la siesta no se podía… A la noche hacía frío, teníamos que andar con buzos”, aclara el catamarqueño Bayón, que hoy tiene una vida totalmente separada del fútbol. Está a cargo del parque automotor del tribunal de cuentas de su provincia.

Andrés Garrone en el ómnibus en Ezeiza, en la llegada el 1° de mayo de 1995, tras ganar el título en Qatar
Andrés Garrone en el ómnibus en Ezeiza, en la llegada el 1° de mayo de 1995, tras ganar el título en Qatar - Créditos: @Augusto Arturi

“No empezamos bien, después de ganarle a Holanda, perdimos con Portugal (0-1) y aunque le ganamos a Honduras (4-2), todavía había dudas”, resume Garrone, orgullo de Leones, de Córdoba, equipo que dirige en la actualidad en la Liga belvillense. Encima en ese último encuentro del Grupo, Diego Crosa sufrió la doble fractura de tibia y peroné. Tuvo que volverse al país para la operación. “A partir de ahí en todos los partidos queríamos ganar para dedicarle el triunfo a Diego –continúa Garrone-. Desde cuartos de final el equipo fue otro. Estábamos muy unidos, jugamos bien y ganamos los tres partidos contra todos los favoritos y sin recibir goles (2-0 a Camerún, 3-0 a la España de Raúl y 2-0 a Brasil en la final)”.

El partido con Camerún fue un quiebre. La diferencia física entre ambos equipos era notable. La sospecha de que los africanos utilizaban jugadores mayores ya estaba instalada. “Es cierto, la sensación que tuvimos fue que eran enormes –confirma Lombardi-. Con (Sebastián) Pena teníamos que marcar a un delantero que nos sacaba una cabeza. Ya nos había pasado en un Sub 17, cuando era peor. Porque chicos de 16 jugando con otros de 18 o 19 se nota más todavía. La FIFA intentó corregirlo con los años, permitiendo que jueguen un solo Mundial. Pero no es fácil de solucionar. Ellos tienen esa costumbre, suelen anotarse más tarde y los papeles muestran una edad distinta. Lógicamente son más grandes. Sin embargo, lo llevamos bien el partido”.

Andrés Garrone agrega un elemento: “Además, aquel fue el último juvenil completamente amateur. Porque ya en Malasia, en 1997 (el equipo que también fue campeón mundial), había muchos chicos que ya tenían contratos y muchos partidos en primera”, dice en referencia a Walter Samuel, Esteban Cambiasso, Pablo Aimar y Juan Román Riquelme, entre otros.

Bayon, Garrone, Chaparro, Biagini y Coyette, con la Copa obtenida en Qatar en 1995; detrás, pasa caminando Carlos Arangio
Bayon, Garrone, Chaparro, Biagini y Coyette, con la Copa obtenida en Qatar en 1995; detrás, pasa caminando Carlos Arangio

Eran tiempos sin Big Data, drones o edición de video. Con algunos pocos VHS, pero poco material para estudiar a los rivales. “De Camerún no sabíamos casi nada. Se tenía poca información. José no había podido ver a muchos de los rivales. Conocíamos a los sudamericanos, y a España, porque tenía muchos futbolistas que ya estaban en la Liga (Raúl, De la peña, Joseba Etxeberria…”, reconoce Lombardi.

Bayón se acuerda que salían poco. “El cuerpo técnico no quería que perdiéramos la concentración. Salimos una sola vez un shopping, un par de horas, y una noche a una pizzería por el cumpleaños de Leo Biagini (el 13 de abril). Estaba muy picante esa pizza… No sé si teníamos ganas de ir otra vez”. Está claro, era más segura la comida en el hotel.

La delegación compartía su concentración en el Ramada Renaissance, con otros diez equipos. “En el mismo piso estaba Alemania. Y en otros Holanda, Brasil, Burundi, Australia… Nos cruzábamos en un salón gigante para las comidas. Desde las habitaciones los veíamos a todos en la pileta, pero nosotros fuimos el único que no la usaba –se lamenta Garrone-. El profe (Gerardo) Salorio no quería. No tanto por la distracción, sino porque hacía mucho calor por la tarde y salir del aire acondicionado del hotel al exterior no era conveniente. Pero nos metimos todos después de la final, así que valió la pena la espera”.

La gente se acercó al predio de la AFA en Ezeiza para recibir a los campeones de Qatar 95
La gente se acercó al predio de la AFA en Ezeiza para recibir a los campeones de Qatar 95

La vuelta fue otra historia. El plantel debía llegar en la mañana del 1° de mayo. Pero hubo demoras en los vuelos de conexión. Primero un par de horas, después otro par… La delegación llegó por la noche, a última hora y en el predio de la AFA, en Ezeiza, cientos de hinchas afuera y de familiares dentro, los esperaban.

La historia más curiosa la cuenta Garrone. “Esa noche había baile en Leones. Tocaba Chébere. Pensaba que llegaba, pero se demoró todo. Mi familia me había avisado que venía mi viejo a buscarme en el auto, con mi hermano y mi novia. Salimos del aeropuerto y yo iba en la parte de adelante del ómnibus. Miré por la ventana y estaba todo el pueblo: amigos, familiares, vecinos… Alquilaron un micro y fueron 43 personas a recibirme. No es un número exagerado, es exacto. Volvimos 44 en el micro a Córdoba. Llegamos a las 6 de la mañana y el baile ya había terminado”. Ya no importaba, la fiesta en Qatar había sido perfecta.