El destino triunfal de un gran campeón

Suele decirse que las cosas no se dan por casualidad sino por causalidad. En este caso River Plate es campeón de América a causa, en gran parte, de las acertadas decisiones de la dirigencia y como producto de lo que el destino le tenía deparado.

El DT de River Plate argentino, Marcelo Gallardo, es expulsado por el árbitro de la primera final de la Copa Libertadores contra Tigres de México, el 29 de julio de 2015, en el estadio Universitario de Monterrey (AFP | Yuri Cortez)
El DT de River Plate argentino, Marcelo Gallardo, es expulsado por el árbitro de la primera final de la Copa Libertadores contra Tigres de México, el 29 de julio de 2015, en el estadio Universitario de Monterrey (AFP | Yuri Cortez)

Todo comenzó con una designación en la que pocos creían, pero por sobre todas las cosas por la convicción de un hombre llamado Enzo Francéscoli, ídolo del club y, vaya coincidencia, el capitán que había alzado la última Copa Libertadores en 1996.

El uruguayo, Director Deportivo de River, no dudó en candidatear a Marcelo Gallardo una vez que Ramón Díaz había presentado su renuncia. Fue el más insistió por su contratación. Y ante el visto bueno del presidente Rodolfo D’Onofrio, lo llamó.

En ese mismo momento Gallardo estaba camino a Rosario, a punto de firmar contrato con Newell’s Old Boys, club con el que había llegado a un acuerdo para hacerse cargo del primer equipo.

Ante la oferta del club de sus amores no lo dudó. Se disculpó con la dirigencia rosarina y enfiló al Monumental donde acordó su vínculo.

El destino así lo quiso. Por una cuestión de horas la historia pudo haber sido distinta y vaya uno a saber cómo hubiese terminado para ambos lados.

Hoy River y Gallardo, nombres que bien podrían considerarse sinónimos, disfrutan de un presente lleno de éxitos. Campeón de la Copa Sudamericana, campeón de la Recopa Sudamericana y campeón de la Copa Libertadores.

El destino así lo quiso. Como también lo quiso pero de manera diametralmente opuesta cuando Daniel Passarella le ganó a D’Onofrio la elección a presidente por apenas 6 votos. No vale la pena recordar en este momento de gloria lo que esa elección terminó significando para River Plate.

El destino es así y así hay que aceptarlo. En aquel momento le deparó la mayor tristeza de la historia a un verdadero grande de América y del mundo. Hoy le hizo recuperar la mayor alegría. Nada menos que ser campeón de la Copa Libertadores. Enhorabuena.

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